lunes, 31 de octubre de 2011

No me seas Guy. ¿O quizás sí?

Es raro (raro, raro, raro, como diría Papuchi) encontrarse a alguien que no sepa quién es Guy Ritchie. O al menos que no conozca o haya visto alguna de sus películas. Títulos como Lock, Stock and Two Smoking Barrels, Snatch -cerdos y diamantes-, o RocknRolla tienen un reconocido hueco en la filmografía más significativa de los últimos años. ¿O quién ha quedado impasible al ver a Brad Pitt hablando gitano y queriendo que a su madre le pintaran la caravana de color melocotón? Esas cosas se quedan. Y a ellas por partida doble, por guapo y gracioso (como Papuchi).

Basada en la estética del director inglés, hace unos años una conocida marca de cerveza sacó un spot que desde mi humilde punto de vista me parece buenísimo en la mayoría de los aspectos. Principalmente la banda sonora que poco a poco te va metiendo en el vídeo, y el copy. Aunque según el protagonista, él lo único que quiere es un anuncio... Normal.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Tocó la china...

... Y nunca mejor dicho

 Probablemente muchos de vosotros (hablo como si este blog lo leyeran millones de personas) hayáis visto este anuncio ya. Anuncio por llamarle de alguna forma, yo lo denominaría mejor historia -que personalmente es lo que muchas veces hace que un spot me guste o no.-

Siempre he defendido que los anuncios que más recuerdo e impacto generan en los consumidores son los que cuentan alguna historia. En el fondo seguimos siendo como niños pequeños que se sientan en el parque a escuchar a un cuentacuentos, con la diferencia de que ya no son las manos de un artista escondidas bajo unas marionetas las que captan nuestra atención, sino la famosa caja tonta (a Dios gracias no es Jorge Javier Vázquez el encargado de contarlas).

Uno puede acordarse de determinado giro humorístico, de esa pedazo de tía que buscaba a Jack (como sea el del Titanic lo lleva complicado la buena mujer), de lo mono que era el niño del anuncio ("Hola soy Edu, feliz Navidad" queda fuera de este grupo) o de determinado jingle. Pero lo que realmente hace que una persona recuerde un anuncio y con él la marca que se ha dejado los cuartos en hacerlo (que es el objetivo, no nos engañemos) es que se le cuente una historia que logre empatizar con el consumidor. Que tenga fuerza y que le enganche, que despierte sentimientos en el receptor y que muchas veces acabe siendo éste el que va a buscar estos contenidos.

Esta historia, como os decía, tiene ya varios años y es probable que la hayáis visto. Si es así, cerrar los ojos y escuchar la banda sonora que aunque solo sea por eso ya compensa. Pero me parece un paradigma clarísimo de lo que he decidido contar mientras estoy sentado con las piernas cruzadas frente a la caja tonta esperando que salgan unas manos escondidas bajo unas marionetas. Por favor, que se den prisa.

viernes, 14 de octubre de 2011

¿Por qué 140?

Por muy interesante/divertido/curioso/profesional que fuera lo que tengo que deciros, si esto fuera un tweet sólo podríais haber leído hasta







Ahí. Y hay veces que por un motivo u otro me apetece explayarme. Puede ser por la última campaña de determinada marca -gajes del oficio-, por un determinado suceso social relevante, para plasmar por escrito cosas que en la cabeza son más complicadas de ordenar... Y un largo etcétera. Tan largo que no cabe en 140 caracteres.

Hace unos días el mundo entero lloró la muerte de Steve Jobs. He de reconocer que no estoy escribiendo desde un Mac, y que soy uno de los numerosos afectados por la reciente caída de BlackBerry. Es decir, no doy el perfil de uno de esos locos de la manzana. Pero quería empezar este blog con el primer spot que hizo Apple, allá por 1984. A modo de debut. A ver si cuando me muera también consigo tres Trending topics.