martes, 13 de diciembre de 2011

Si no te llamas Dolly

El mundo siempre se divide en dos:

- Hombres-Mujeres.
- Niños-Adultos.
- Madrid-Barça
- Los que saben lavarse los dientes fuera del baño y los que no.
- Etc.

Pero hay una cosa que todos tenemos en común. Es algo que es así para todas las personas, y tú, mi querido lector, no vas a ser distinto: tu llegada a este mundo fue atravesando unas paredes oscuras y viscosas pertenecientes a tu madre. Bueno, a no ser que te llames Dolly, en cuyo caso acepta mis disculpas por la generalización.

Naciste llorando, calvo, desnudo; con apariencia similar a la que tienen las crías de los topos antes de que se las coman las serpientes. Pero había alguien en este mundo (salvando a los médicos y las enfermeras, pero es que cobran por ello) que te aceptó como eras y seguro que lloró de emoción al cogerte en sus brazos. Hubo alguien que te dio a luz (nunca mejor dicho) y que te dio la posibilidad de ser lo que ahora eres: estudiante, publicista, pensionista, acróbata, jugador de bolos o intento de astronauta.

Esta pequeña entrada es un homenaje a todas esas mujeres que han hecho que estemos aquí hoy tú, yo, el que tienes al lado, la vecina de los gatos, el creador de los Simpsons, el que inventó internet, Messi, etc. Un homenaje a las madres.

Y para seguir con la tradición de rematar las entradas con un vídeo, os dejo uno ya viejo pero emotivo de CocaCola. El que la inventó, también salió de una madre. A esa, homenaje doble.

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